¡Hola a todos! Creo que solamente he escrito dos o tres post por aquí, pero os leo regularmente y me encanta. Sigo otros foros (Bogleheads, Rankia…), pero este es ideal para empezar, en mi opinión.
No sé exactamente qué busco con este post, pero me apetecía compartir con vosotros mi visión de la vida a esta edad tan clave (32, M), ya que cada vez más todo se me parece a un juego donde van apareciendo tentaciones en las que otros “caen” y yo no, porque intento pensar a largo plazo. Ojo, que casarse, tener hijos y una hipoteca me parece muy respetable siempre y cuando sea lo que quieres, hayas hecho tu balance mental y así lo decidas. Lo que me da pánico es ver cómo tanta gente alrededor se aboca a cosas tan gordas sin pensárselo dos veces en su mayoría.
Pese a que estaba preparándome mentalmente desde hace tiempo, el momento en el que todo tu entorno empieza a mover fichas “más serias” ha llegado: hipotecas, hijos, matrimonio… Y, mientras tanto, yo “jugando” con mi dinero y mis ahorros y pensando en superlargo plazo, intentando no atarme a nada ni nadie para evitar disgustos y tener una vida tranquila. “Tranquila” entendida como no aceptar grandes compromisos que a la larga pueden suponer quebraderos de cabeza. Prefiero estar de novios, no tener hijos y no comprarme una casa porque nadie sabe lo que puede pasar y las estadísticas asustan. Si llega el peor momento de tu vida, que al menos no tengas que sumarle el ocuparte de burocracia, es mi pensamiento.
Sin embargo, por otro lado, me pesa no tener a mi alrededor a nadie como yo (¡qué importantes son los referentes en carne y hueso!), y me hace plantearme si a la larga seré yo la que se eche las manos a la cabeza y diga… ¿Por qué no me centré en vivir el presente, con sus correspondientes hostias, y dejar de pensar en el largo plazo y en protegerme cual tortuga?
Pues yo veo la vida como tú y a mis 37 estoy encantado de seguir viviendo de alquiler, yendo a las bodas de los demás (a gusto en mi propia relación, pero sin planes de boda) y no teniendo hijos y habiendo decidido no tenerlos nunca.
Cada vez que me he planteado comprarme casa para vivir yo, con el tiempo me he alegrado de no haberlo hecho. La casa en la que era feliz hace 10 años es distinta a la que me hacía feliz hace 2 años, que a su vez es distinta a la que me hace feliz actualmente.
Qué error tan grande habría sido endeudarme y pagar los gastos de compra de cualquiera de esos pisos. Se me habrían cortado completamente las alas de la libertad pero sobre todo las de la capacidad de ahorro e inversión.
Así que nada, aquí tienes a alguien como tú (y seguro que en este foro hay muchos más!). Abrazos!
A mi nunca me ha gustado atarme a nada, pero no por temas de dinero, sino por saber que puedo hacer lo que quiero / necesito sin ningún problema.
Realmente tanto el coche como el piso, los he comprado de tal manera que podía deshacerme de ellos sin grandes problemas, ya sea mediante devolución al concesionario o alquiler / venta fácil del inmueble.
Luego llegan los hijos y ya es otro cantar. Yo no quería pero ahora no lo cambiaría por nada, y de hecho son parte de mi plan financiero intergeneracional.
Cuando yo me vaya, quiero que quede algo, y no me refiero solo al dinero.
Con la edad se empieza a ver todo de otra manera. Yo he cambiado, no soy el mismo que a los 18 / 24 / 30.
Por ejemplo, me he vuelto más minimalista, y aún me queda mucho camino por recorrer en este sentido.
Aquí te doy toda la razón. Solo con mirarlos, sé que acerté, y suena a tópico pero es lo mejor que me ha pasado nunca , también son mi plan financiero.
Coche no tengo(de empresa) y casa la compre casi al contado, la puedo vender cuando quiera y ganarle un 40% perfectamente, tenía pensamiento de vivir de alquiler pero no me equivoqué.
Y sigo con mi plan, con mis ahorros y mis inversiones, aunque tenga una hija me lo sigo permitiendo. Es tener un plan, una idea y yo la tengo.
Creo que cada uno tiene que hacer lo que le apetezca, nadie acierta o se equivoca en este sentido, es lo que uno sienta y quiera hacer, la vida son 2 días y cada cuál la vive como quiere.
Bueno, yo conozco gente que sí admite haberse equivocado bastante en sus decisiones vitales… y a otros que no lo admiten de buenas a primeras pero que te lo reconocen cuando llevan un vinito o dos de más.
Lo que está claro es que hay decisones irreversibles o muy complicadas de arreglar. Caso clásico de España el de gente que se mete en una hipoteca para una casa por encima de sus posibilidades, luego llegan los problemas y con un 57% de probabilidades, el divorcio y todo se va al garete.
Bufff aqui ya entras en el terreno personal de cada uno.
A mi me cuesta ver ese montón de dinero y no pensar en viajes fabulosos o restaurantes xD
Para el tema hipoteca creo que importa más el echo de donde vivas. Por ejemplo, en mi pueblo (bien comunicado, cerca de BCN) se paga tranquilamente más de 800€ por un piso de 80 metros cuadrados (que te pueden vender tranquilamente por más de 200K). Y los precios no paran de subir porque hay mucha demanda y nada de oferta, por eso es que me planteo comprar SOLO SI tengo una hipoteca FIJA a un buen porcentaje (por debajo del 1.5%).
El tema hijos… no te engañaré: nosotros ni lo planteamos, vino sin más y nos hace muy felices (aunque es un cabroncete de cuidado).
Con eso quiero decirte que tenerlo todo planeado y planearlo todo le quita un poco de picante a la vida, que lo divertido también es arriesgarse sin pensar si te va a salir bien o mal.
De vida solo hay una y no puedes pararte a pensar demasiado las cosas o se te pasan las oportunidades de vivir cosas fantásticas.
Sin duda, yo vivo en el centro de Madrid en un piso muy particular que me habría sido totalmente imposible comprar. En cambio, alquilándolo soy capitán general.
Por mucho que se diga, relativamente hablando, comparadas con Nueva York, L.A., San Francisco, Londres, Milán o París, resulta que Madrid y Barcelona son ciudades en las que de alquiler se puede vivir muuuuuuy bien en el centro y las zonas premium (vs comprando esas mismas viviendas).
Y perdonadme que las compare con estas ciudades (y no con pueblos de la península) pero es que son las de la liga que les corresponde. Yo, por ejemplo, sólo tengo opciones de curro en ciudades de ese nivel. Y a nivel ocio, restauración, fiesta, cultura, teatros, cines, museos, galerías, opciones, diversidad, etc. pues pa’ qué contaros.
Evidentemente, yo ya odiaba tener que ir a trabajar a Barcelona cada dia imaginate si tubiera que vivir allí xD Pero a BCN bajo para conciertos y demás, evidentemente, no creo que Metallica les de el gusto de tocar en mi pueblo (ojalá, tu).
Pero hay que matizar las ataduras, ya que muchas de esas cosas son ataduras porque la gente pretende vivir aparentando o vivir la vida de alguien que no es él. Que al final es lo que alguno habéis comentado, vivir por encima de sus posibilidades
Es una reflexión muy interesante. La cuestión es que por más que nos queramos proteger como dices cual tortuga, nunca sabemos por dónde nos va a venir la colleja… Por eso, más que intentar protegernos, que también, tenemos que escucharnos y entender qué queremos hacer con nuestras vidas, el propósito,… que por supuesto suelen ir cambiando con los años. Y totalmente de acuerdo en no hacer las cosas solo porque sea lo que hacen la mayoría o porque sea lo que se espera de nosotros.
Otro matiz que yo añadiría es que no tienen nada que ver las ataduras físicas (hipoteca, casa, etc) con el tema hijos, que es la ATADURA con mayúsculas, pero que tiene detrás significados más trascendentales. IMHO.
Hola, tengo 36 años y llevo divorciado 3 años, sin hijos.
Desde mi humilde opinión te comento que todo lo material (casa, hipoteca, matrimonio,…) se puede deshacer en caso de fallo, siempre y cuando se hayan tomado las decisiones con cabeza y calculadora.
En mi caso compramos un casa a medias, pero teniendo en cuenta que si faltaba alguno de los dos sueldos, la hipoteca se pudiera seguir pagando.
Es cierto que a la hora de negociar con la casa puedes tener problemas porque la otra persona no lo quiera vender y las cosas se dilanten en el tiempo mientras sigues pagando la hipoteca.
Yo tuve suerte (o elegí a un persona con valores) y a pesar de que tuve que pagar más por la casa de lo que inicialmente hablamos pude comprarla pero conozco casos que han estado varios años hasta que una de las partes ha dado a brazo a torcer (juicios, falta de pago de cuotas, etc…).
Desde luego el punto clave son los HIJOS. En esa situación todo cambia y se tiende a complicar exponencialmente (derecho a vivienda, pensión, régimen de visitas…)
Nunca podrás saber cómo se comportará una persona en el futuro. Las cosas cambian y el amor es dificil que dure para siempre en este mundo que vivimos. Una vez desaparece es cuestión de tiempo/dinero que uno de los dos se vaya o se rompa por ambos.
No podemos dejar de vivir por miedo a lo que pueda pasar porque te perderás muchas cosas y vida solo hay una. Lo que hay que hacer es no jugar todo tu futuro ni tu felicidad a una carta. Y tratar siempre hacer las cosas de tal manera que puedas deshacer lo que hayas hecho, salvo en el tema de los hijos que ya dependerá de si se usan como armas o se continua ejerciendo de padres queriendo lo mejor para él/ella.
Haz planes de futuro con una persona con valores y que merezca la pena. Las cosas se pueden acabar igual pero al menos la negociación será más sencilla. Nunca te endeudes más de lo que lo harías viviendo tú solo y aprovecha para ahorrar más (no para gastar más) en el periodo en el que compartas gastos porque te puede hacer falta en el futuro.
Como dicen los ingleses: “Hope for the best and prepare for the worst”
“Prefiero estar de novios, no tener hijos y no comprarme una casa porque nadie sabe lo que puede pasar y las estadísticas asustan.”
Nadie puede adivinar el futuro, pero hoy por hoy, realmente no hay motivos para el pesimismo.
A pesar de la crisis y otros problemas (siempre habrá problemas de un tipo u otro) la realidad es que el mundo nunca ha sido un lugar tan próspero y seguro como en este siglo XXI.
Y respecto a los hijos … es una decisión completamente individual, pero conozco bastantes personas que no querían tener hijos, los tuvieron “por accidente” o cediendo a los deseos del cónyuge y finalmente resulta que los hijos son lo más importante de su vida, cosa que además tiende a ir a más según vamos cumpliendo años. No es lo mismo la vida a los 30 que a los 50 u 80.
Este argumento me lo dicen mis amigos, cuantas veces te dira un padre/madre que se arrepiente, obviamente no te lo diran y si alguien te dice el “si pudiera elegir no volveria hacerlo” son muy pocos. Yo por ejemplo no los tengo y no se si los voy a tener. Como le digo a mi pareja, no quiero ocuparme de regar las plantas de casa me pondre a cuidar a un niño
Yo conozco a gente que cedió ante su pareja en lo de tener hijos y ahora se inventa reuniones, cenas de trabajo y en definitiva, excusas para llegar cada día a casa lo suficientemente tarde como para que los niños entonces ya estén cenados, bañados y acostados.
Me vais a perdonar, pero planteáis lo de tener hijos como si fuera una decisión irrevocable, que lo es, pero tanto como no tenerlos. Hay la misma probabilidad de arrepentirse de haberlos tenido que de no tenerlos pasados los años. Y esto último ni siquiera es cierto, porque biológicamente estamos programados para querer a nuestros hijos y desear tener descendencia.
Es cierto que hay mucha tontería con el tema de la maternidad y la paternidad, y que en determinados momentos puede llegar a ser duro e implicar sacrificios, pero hay que distinguir el día a día de lo que es el conjunto.
Pretender medir lo que unos padres desearían sobre sus hijos en función de que en un momento dado quieran descansar de ellos me parece bastante aventurado. Dudo que en familias sin problemas estructurales haya muchos padres que se arrepientan de tener hijos (obviamente, no hablo de todos los casos). Sin embargo, no concibo muchos traumas peores que el de perder un hijo.
Nos gusta vivir bien y no es malo o a veces sí. El cuerpo tiende al reposo, a evitar las incomodidades como el ejercicio físico o tener hijos…
Cuando vivíamos en cuevas, tenía sentido el gen de reproducción al igual que el gen del miedo que nos ayudadaba perpetuar la especie y a no morir en la selva respectivamente.
Ahora estamos sentados en el sofá con nuestra calefacción pero en el pasado el ejercicio era una forma de perder calorías que se debía emplear sabiamente para cazar porque era posible que no tuvieras muchas oportunidades.
Lamentablemente nuestra cabeza no ha evolucionado a la misma velocidad que nuestro mundo y tenermos que evolucionarla nosotros con nuestro pensamiento.
Evolucionamos con el miedo y la reproducción porque el que no tenía miedo se lo comía algún animal y el que no se reproducía no conseguía perpetuar la especie. Aprendimos a ser negativos en nuestras reacciones porque el que ignoraba un ruido, no vivía un día más para contarlo
Ahora ya nada de esto tiene sentido. La especie está más que perpetuada y sobran personas en el planeta.
Quien quiera tener hijos que los tenga y que los ame como tal y quién no que viva la vida de otra manera.
Son vidas igualmente válidas y llenas de sentido. El problema es que siempre tenemos que hacer lo que “se supone” que tenemos que hacer: casa, coche, familia, chalet y perro y todo felicidad.
Estamos a disgusto porque no tenemos lo que nuestra cabeza piensa que debemos tener.
Yo no tengo hijos y si no me hubiera divorciado seguramente ahora los tendría. Nos hubiéramos divorciado con ellos y el lio hubiera sido de los buenos. Así que doy gracias por no haberlos tenido.
Al final aquí se trata de elegir tus problemas: quieres la libertad de no tener hijos y la contrapartida que eso conlleva (no ver crecer a nadie y llegar a viejo sin dejar a nadie en este mundo) o quieres criarlos con todos los beneficios y sacrificios del camino.
No existe ninguna respuesta ganadora pues toda decisión tiene su coste de oportunidad como en la inversión.
Una vez más lo importante será hacer lo que tú quieras hacer y no porque la sociedad o tu pareja y el miedo a quedarte solo te obliguen. Siempre habrá personas con las que compartir el camino: amigos, familia u otras parejas que compartan tu visión.
Y si lo haces, que sea con una persona en la que tengas confianza y te inspire seguridad y valores.
